martes, 15 de noviembre de 2011

Odio los lunes.Segunda parte.

Le pregunte que habia pasado,pero no me respondió,solamente gruñia,pense que le habia pasado algo y no podia hablar,así que me acerqué despacio a el para ayudarle.Le cogí del brazo y le dije que le iva a acompañar al hospital que habia enfrente del colegio,pero entonces,se movió muy bruscamente,asustado,le solté el brazo y me intenté alejar,pero entonces se abalanzó sobre mi,y los dos nos caimos al suelo.
En el suelo me intente alejar de el,pero me agarró de la pierna,yo pensaba que queria arrastrarme hacía el,pero entonces me dí cuenta de que intentaba morderme.Me solté como pude propinandole una patada,le dí en la cara y creo que le rompi la nariz “accidentalmente”(Quien no ha querido tener una oportunidad así para darle la patada a un profesor o director, sobre todo si te cae mal(solo que en estos momentos,ya no era el director))Creo que le rompí la nariz, sé le deformo totalmente,y le salió bastante sangre, pero no se quejaba,solo gruñia.Aun así,no me soltó,seguia acercando su boca hacia mi pierna. 

Yo seguí moviendo la pierna y alfinal consegui soltarme.Me levanté y me  aleje de el rapidamente ,le dije que era Alex,de 3º,que iba al colegio desde pequeño y que ya me conocia.Seguia sin responderme,empezaba a levantarse,no sabía que hacer,estaba asustado,asi que me fui hacia las escaleras,llegué a la planta baja rapidamente,solo queria salir de allí de una vez,la puerta de salida estaba abierta,pero la reja metalica que evitaba que la gente entrara en el jardín no.Maldije mi suerte y cogí al pasillo a mi derecha,cuando crucé me fije que en el cristal de consergeria se apreciaba una silueta humana,rapidamente abrí la puerta para abisarles del estado de Enrique,pero solo encontre a María,la secretaría tirada en medio del suelo,estaba muy blanca y olia fatal,así que me imaginé lo peor(solo que hasta ese momento no sabia lo que era peor).

En ese momento,supongo que sería por la conmoción del momento y por el hambre,pero le presté mas atención a la nevera que a María,intentando no mirarla,abrí la nevera y cogí un donut para comer,cuando me lo comí pensé en lo que había echo,había entrado y me había encontrado a María en el suelo,y en vez de ayudarla,había ido hacía la nevera.Cuando cerré la nevera,vi el reflejo de María,pensé que era mi imaginación,pero me di la vuelta y la vi depié en medio de la sala.Estaba muy palida y tenía los ojos muertos,igual que Enrique.Esto era muy extraño,ya iban 2 personas y les pasaba algo parecido,por no decir igual.Se movía torpemente,pero estaba muy  cerca de mí, apunto de cogerme.Me lancé al suelo y dando una voltereta,pude alejarme un poco de ella y salí de la habitacion.Antes de irme volví a mirar,ya se había girado y se acercaba hacía mí, lenta pero inexorablemente. Cerré la puerta y me eche al suelo.

¿Que estaba pasando?.Todo era demasiado extraño, necesitaba respuestas, necesitaba saber por qué nadie me había visto en el baño ni me habían buscado por el colegio también necesitaba saber por qué me había atacado Enrique y María casi me ataca, y porque estaban tan pálidos. Estaba tan asustado que no sabía qué hacer, decidí bajar al patio, la puerta estaba cerrada con llave, pero en esos momentos me importaba poco, es una puerta muy débil, solo la usan para que los niños pequeños no se cuelen por los pasillos a la hora del patio, así que la eche debajo de varias patadas. 

Pero entonces me arrepentí de haberlo hecho, en el patio había mucha gente, mejor dicho, estaba lleno, estaba un poco lejos de ellos, pero en la mayoría se podían apreciar palidez y desequilibrio. No sabía si me pasaría lo mismo que con Enrique Y María, así que no me arriesgué. Me alejé sigilosamente, si no me hubiera cargado la puerta, alomejor podría investigar un poco más. Un pensamiento fugaz me paso por la cabeza, ¡LA PUERTA DE REJAS METALICAS¡.Aunque no pudiera salir, podría pedir ayuda desde ahí. Empecé a correr a toda velocidad hacía el pasillo, crucé la puerta principal y me asomé a la reja metálica. Desde ahí podía verse casi toda la plaza, pero no había nadie. Quise gritar haber si alguna persona podía escucharme, pero pensé que la gente que había en el patio podía venir a por mí. Solo me quedaba otra idea, la sala de ordenadores, podría entrar en mi correo para pedir ayuda a alguien.

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