sábado, 8 de septiembre de 2012

ETERNIDAD



ETERNIDAD.

Por  siempre, sin acabar nunca, así seguirá, nada podrá hacer que cambie lo que siento por ti.
Nada derribará los pilares de este amor que me atrapa, nada se igualará a observar su rostro, nada será igual a sus caricias ni sus besos.
Lo único por lo que siento, lo único en lo que pienso, todo se basa en lo mismo, y siempre será así.
Porque este amor.
Superará la eternidad.

DESLUMBRADO.



DESLUMBRADO.
Estuve, estoy y estaré encerrado, ahora y siempre, sin volver a saber que es de aquella libertad de la que disfrutaba. Sin volver a disfrutar del aroma del bosque, de la ciudad o de la montaña. Nunca más. Permaneceré así por siempre, deslumbrado por aquella mirada, aquella belleza inspiradora, capaz de asombrar a cualquiera.
Mucha gente no entiende como fue, y no lo entenderán, porque tal belleza no se puede explicar.
Así que sigo vagando, preso de aquella mirada, sin poder olvidar, nunca más.

domingo, 18 de marzo de 2012

ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 5.

ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 5
La puerta cedió, pero para cuando ocurrió yo ya estaba fuera de el pabellón con la escalera.
En el patio aun había varias personas, pero estaban alejadas de mí, podría llegar a el edificio principal sin que me cogieran.
Aguanté la respiración un instante y esprinté hacia el edificio.
Llegar al edificio fue fácil, me relajé un poco, pero cuando estaba a punto de llegar a las escaleras alguien se abalanzó sobre mí, me aparté y se derrumbó al suelo, no sabía quien era, estaba irreconocible, por el pelo parecía un chico, pero no se podía asegurar, tenia toda la cara empapada de sangre, y llevaba un clavo incrustado en un parpado, y varios bultos que le rodeaban.
Decidí dejarlo, antes de que se levantara crucé el pasillo y coloqué la escalera en la puerta de rejas. ¿Podría por fin abandonar aquella pesadilla?
Aseguré la escalera, iba a colocar un pié en ella cuando un ruido atronador surgió de detrás de mi.

lunes, 12 de marzo de 2012

ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 4.

ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 4
Tenía que hacerlo, iba a hacerlo, me preparé para esprintar, y salí disparado hacía el patio de abajo, lástima que no llevase deportivas ese día, podría haber hecho menos ruido.
Toda la mole que se encontraba en el patio se giró, y fijaron su vista en mí, acto seguido, mascullaron algunos extraños gemidos y empezaron a seguirme, pero yo ya estaba en el patio de abajo, a punto de llegar al pabellón.
El pabellón está protegido por una puerta de rejas, esperaba que no estuviera cerrado con llave.
Subí las escaleras que conducían a la puerta, y, por suerte, estaba abierta. Antes de entrar pude observar como toda la multitud bajaba las escaleras que daban al patio de abajo, ya no estaban tan lejos de mí. Entré y cerré la puerta, estaba cerrada sin llave, así que en cualquier momento podrían abrirla. Subí las escaleras restantes y entré al pabellón cruzando la otra puerta, tenía poco tiempo para coger la escalera y largarme por la puerta trasera. Gracias a Dios que el pabellón tiene dos salidas, así, mientras que todo ese grupo intentaba entrar por una, yo saldría por la otra intentando correr con la escalera. Tenía muy claro lo que tenía que hacer, y el poco tiempo que tenía.
Cogí una silla que se encontraba en una pared, y sin dudarlo, la estampé contra el armario varias veces, hasta que la puerta se abrió y no me quedó silla para golpear. Cogí la escalera y corrí hacia la otra puerta.
Ya se escuchaba como golpeaban la puerta.

martes, 29 de noviembre de 2011

ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 3.


CAPITULO 3 PARTE 3
Tenía que trepar por la valla, y para eso necesitaría una escalera, el problema era que tendría que llegar al segundo patio, y eso significaba que tenía que atravesar el primero. Podría intentarlo por el pasadizo, así llegaría a la otra parte del patio. Bajé al primer piso y entré por el pasillo que comunica los 2 edificios. Era raro, no veía a nadie, era como si toda la “gente” o la mayoría hubiera bajado al patio, era extraño. Seguí avanzando por el pasillo y llegué al baño que hay que cruzar para llegar al otro edificio.

Me pareció oír un ruido en una de las puertas del baño, quizás alguien se hubiera refugiado en el baño. Abrí la puerta, lo que vi me dejó tieso, había una chica, no sabía quién, comiéndose lo que antes debió ser un brazo. Me entraron arcadas, la chica reparó en mi presencia y se giró hacia mí. Yo cerré la puerta y vomité.
¿Cómo había pasado eso? Los otros intentaron atacarme, pero eso de llegar al canibalismo, ahora sí que era extraño.
Llegué al otro edificio, y bajé las escaleras totalmente aterrado, he de reconocer que cuando corres el riesgo de que te cojan y te devoren vivo, no te apetece mucho cruzar un patio infestado de caníbales. En la planta baja, reparé en que la puerta estaba cerrada. La abrí un poquito y me asomé, tenia pista libre, todo el mogollón miraba hacia otro lado. Podría llegar rápidamente al patio de abajo.

martes, 22 de noviembre de 2011

Odio los lunes capitulo 3 parte 2.


ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 2.
Iba a caer, y si caía, el romperme algún hueso sería el menor de mis problemas. Tenía que soltarme y agarrarme a algo, todavía estaba cerca de la ventana. Me decidí a saltar, me agarré con la punta de los dedos al borde de la ventana, me estaba resbalando. Con un gran esfuerzo, me fui levantando, ya tenía un pié apoyado, faltaba el otro. Los coloqué y me subí a la ventana. Entré para dentro. La puerta estaba abierta, estaba muy nervioso, pensando en si me atrevería a acercarme o no. Quizás hubiese alguien. Iba a acercarme, cuando noté que alguien me agarraba la pierna. Lo que vi me enmudeció en asombro. Había un hombre, no sé quién era, estaba irreconocible, tenía la cabeza llena de sangre, y marcas de balas por la cabeza. No sabía cómo aún seguía vivo. Lo peor vino después, antes de que pudiera hacer nada me agarró la pierna y me mordió, no pude evitarlo. Me lancé hacia atrás. Logré soltarme. Me miré la pierna, por suerte solo consiguió morder el pantalón, que estaba rasgado.
No había nadie más en la sala. Me acerqué hacía la puerta, muy poco a poco. No se oía nada. Me asomé, estaba en la sala de profesores. Tenía enfrente las escaleras que no bajan al primer piso, tendría que meterme en el pasillo y coger las buenas. Iba a salir, y ya sabía como.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Odio los lunes capitulo 3 parte 1.

 ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 1.
Tenía que arriesgarme. Era mi única opción. No podía salir por la puerta. Me acerqué a la ventana, y entonces me fijé en un bulto que salía de la pared en una esquina. Nunca me había fijado. Me sorprendí, parecía un teléfono, nunca me había dado cuenta, pero cuando lo pensé, recordé que muchas veces, cuando se estropeaba internet, el profesor llamaba alguien, pero no lo hacía con su móvil. Decidí intentar llamar, marqué el número de mi casa. Presioné el botón de llamar, una voz femenina me indicó que el número al que llamaba estaba apagado o fuera de cobertura. Alguien debía haberlo desconectado, es muy raro que un fijo pierda la cobertura de repente. Marqué varios números más, en todos comunicaba. Como última esperanza marqué el 112. Una voz muy ronca hablaba, parecía una grabación. Decía exactamente lo siguiente: Estamos en situación de alerta. No salgan de sus casas, a no ser que puedan llegar a la zona segura más próxima rápidamente. La policía no puede ayudarle, la mayoría de agentes están peleando contra la infección. Por favor, manténganse a la espera. El mensaje se repetía una y otra vez, ahora si estaba preocupado, al parecer había un problema muy gordo, ¿Qué era eso de la zona segura? Y lo peor ¿A dónde iría?

 ¿Si llegase a mi  casa y no hubiera nadie que haría? Pensé que debería intentar llegar a su casa sus padres no se habrían ido sin él. Me volví hacía la ventana y pensé en como bajar. Había una tubería de la que podría cogerme. No tenía nada con lo que asegurarme, ni una mísera cuerda. De todas maneras me atreví. Saqué un pié fuera de la ventana, lo apoyé contra un tubería horizontal, y saqué el otro, sujetándome con una mano a la ventana, me agarré con la otra a la tubería. Solté la mano de la ventana, perdí el equilibrio, pero conseguí agarrarme a tiempo. Bajé un pié, no tenía donde apoyarlo, tendría que deslizarme, me agarré mas fuerte aún. Empezaba a resbalarme. Me ardían las manos pero no podía soltarme y no tenía nada con qué cubrírmelas. Estaba ya muy cerca de la ventana del primer piso, cuando oí un ruido que no me gustó nada. Parecía de la tubería, estaba a punto de soltarse.
La tubería se abalanzaba hacía el suelo, conmigo subido a ella. Tenía que hacer algo.