martes, 29 de noviembre de 2011

ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 3.


CAPITULO 3 PARTE 3
Tenía que trepar por la valla, y para eso necesitaría una escalera, el problema era que tendría que llegar al segundo patio, y eso significaba que tenía que atravesar el primero. Podría intentarlo por el pasadizo, así llegaría a la otra parte del patio. Bajé al primer piso y entré por el pasillo que comunica los 2 edificios. Era raro, no veía a nadie, era como si toda la “gente” o la mayoría hubiera bajado al patio, era extraño. Seguí avanzando por el pasillo y llegué al baño que hay que cruzar para llegar al otro edificio.

Me pareció oír un ruido en una de las puertas del baño, quizás alguien se hubiera refugiado en el baño. Abrí la puerta, lo que vi me dejó tieso, había una chica, no sabía quién, comiéndose lo que antes debió ser un brazo. Me entraron arcadas, la chica reparó en mi presencia y se giró hacia mí. Yo cerré la puerta y vomité.
¿Cómo había pasado eso? Los otros intentaron atacarme, pero eso de llegar al canibalismo, ahora sí que era extraño.
Llegué al otro edificio, y bajé las escaleras totalmente aterrado, he de reconocer que cuando corres el riesgo de que te cojan y te devoren vivo, no te apetece mucho cruzar un patio infestado de caníbales. En la planta baja, reparé en que la puerta estaba cerrada. La abrí un poquito y me asomé, tenia pista libre, todo el mogollón miraba hacia otro lado. Podría llegar rápidamente al patio de abajo.

martes, 22 de noviembre de 2011

Odio los lunes capitulo 3 parte 2.


ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 2.
Iba a caer, y si caía, el romperme algún hueso sería el menor de mis problemas. Tenía que soltarme y agarrarme a algo, todavía estaba cerca de la ventana. Me decidí a saltar, me agarré con la punta de los dedos al borde de la ventana, me estaba resbalando. Con un gran esfuerzo, me fui levantando, ya tenía un pié apoyado, faltaba el otro. Los coloqué y me subí a la ventana. Entré para dentro. La puerta estaba abierta, estaba muy nervioso, pensando en si me atrevería a acercarme o no. Quizás hubiese alguien. Iba a acercarme, cuando noté que alguien me agarraba la pierna. Lo que vi me enmudeció en asombro. Había un hombre, no sé quién era, estaba irreconocible, tenía la cabeza llena de sangre, y marcas de balas por la cabeza. No sabía cómo aún seguía vivo. Lo peor vino después, antes de que pudiera hacer nada me agarró la pierna y me mordió, no pude evitarlo. Me lancé hacia atrás. Logré soltarme. Me miré la pierna, por suerte solo consiguió morder el pantalón, que estaba rasgado.
No había nadie más en la sala. Me acerqué hacía la puerta, muy poco a poco. No se oía nada. Me asomé, estaba en la sala de profesores. Tenía enfrente las escaleras que no bajan al primer piso, tendría que meterme en el pasillo y coger las buenas. Iba a salir, y ya sabía como.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Odio los lunes capitulo 3 parte 1.

 ODIO LOS LUNES CAPITULO 3 PARTE 1.
Tenía que arriesgarme. Era mi única opción. No podía salir por la puerta. Me acerqué a la ventana, y entonces me fijé en un bulto que salía de la pared en una esquina. Nunca me había fijado. Me sorprendí, parecía un teléfono, nunca me había dado cuenta, pero cuando lo pensé, recordé que muchas veces, cuando se estropeaba internet, el profesor llamaba alguien, pero no lo hacía con su móvil. Decidí intentar llamar, marqué el número de mi casa. Presioné el botón de llamar, una voz femenina me indicó que el número al que llamaba estaba apagado o fuera de cobertura. Alguien debía haberlo desconectado, es muy raro que un fijo pierda la cobertura de repente. Marqué varios números más, en todos comunicaba. Como última esperanza marqué el 112. Una voz muy ronca hablaba, parecía una grabación. Decía exactamente lo siguiente: Estamos en situación de alerta. No salgan de sus casas, a no ser que puedan llegar a la zona segura más próxima rápidamente. La policía no puede ayudarle, la mayoría de agentes están peleando contra la infección. Por favor, manténganse a la espera. El mensaje se repetía una y otra vez, ahora si estaba preocupado, al parecer había un problema muy gordo, ¿Qué era eso de la zona segura? Y lo peor ¿A dónde iría?

 ¿Si llegase a mi  casa y no hubiera nadie que haría? Pensé que debería intentar llegar a su casa sus padres no se habrían ido sin él. Me volví hacía la ventana y pensé en como bajar. Había una tubería de la que podría cogerme. No tenía nada con lo que asegurarme, ni una mísera cuerda. De todas maneras me atreví. Saqué un pié fuera de la ventana, lo apoyé contra un tubería horizontal, y saqué el otro, sujetándome con una mano a la ventana, me agarré con la otra a la tubería. Solté la mano de la ventana, perdí el equilibrio, pero conseguí agarrarme a tiempo. Bajé un pié, no tenía donde apoyarlo, tendría que deslizarme, me agarré mas fuerte aún. Empezaba a resbalarme. Me ardían las manos pero no podía soltarme y no tenía nada con qué cubrírmelas. Estaba ya muy cerca de la ventana del primer piso, cuando oí un ruido que no me gustó nada. Parecía de la tubería, estaba a punto de soltarse.
La tubería se abalanzaba hacía el suelo, conmigo subido a ella. Tenía que hacer algo.

viernes, 18 de noviembre de 2011

ODIO LOS LUNES CAPITULO 2 PARTE 5.


ODIO LOS LUNES CAPITULO 2 PARTE 5.
Cuando me fui a dormir, deseé que la mañana siguiente no llegase, pero por desgracia llegó. Sobre las 7 de la mañana mi madre me despertó. Me dijo que fuera desayunando, que ella bajaba al garaje a subir las bolsas que había estado preparando. Le dije que sería mejor que bajásemos las dos juntas, pero me dijo que tendría que hacer varios viajes y que teníamos prisa.
Fui a la cocina y vi que en la mesa había un vaso de leche, una tostada y unas magdalenas. Nunca desayunaba tanto, pero pensé que sería mejor comer bastante hoy. No sabíamos cuanto tiempo íbamos a pasar sin comer, esperaba que poco, pero nunca se sabía, quizás la zona segura estuviera demasiado llena y nos tuvieran que racionar la comida.
Estaba muy nerviosa, desayuné rápidamente y me vestí. Como mamá no subía, pensé que alomejor quería que qué yo bajase las dos bolsas que faltaban, así que apagué las luces, cogí las llaves y las bolsas y cerré la puerta con llave, no sea que alguien intentara entrar a robar. Cogí el ascensor y bajé al garaje. El coche estaba enfrente de la puerta, las bolsas que mamá había bajado estaban en el suelo, al lado del coche, pero mamá no estaba. Se oía un ruido de golpes metálicos de fondo, pensé que podía ser mamá. Fui corriendo, y no me gustó nada lo que vi. Era Nuria, la vecina del cuarto piso, se llevaba muy bien con mi madre, pero estaba aporreando el coche, en el que mama estaba subida. Me vio y me indicó con señas que distrajera a Nuria. No me lo pensé dos veces, tenía que ayudar a mamá. Me puse a gritar y Nuria se dio la vuelta y me miró. Empecé a correr gritando y haciendo ruidos. Se tambaleaba, apestaba y tenía la boca llena de sangre. Me asusté, no sabía que le pasaba. Quizás fuera resultado de ese virus. Parecían los mismos síntomas, agresividad, halitosis, palidez…
Ya se acercaba hacía mí, iba como mareada, pero era rápida, empecé a correr y entré en la parte donde estaban los ascensores, los llamé a todos, últimamente habíamos pagado una gran cantidad de dinero por aumentar el espacio de los ascensores, era hora de aprovecharlo de verdad, el ascensor llegó, pulsé el botón del séptimo piso, pero mantuve la puerta abierta, Nuria ya estaba casi a mi lado, podía olerla mejor, apestaba. Me metí al fondo del ascensor y ella también entró.
Era el momento de salir, la puerta estaba a punto de cerrarse, me agaché y me lancé por el suelo, conseguí salir y la puerta se cerró con Nuria dentro.
Ya podíamos centrarnos en guardar las cosas en el coche.
Solo faltaba guardar la maleta con mi ropa cuando oímos el ruido que hace el ascensor al subir o bajar pisos. Deseé que no bajase al garaje, pero por desgracia, así sucedió. Porqué de todos los botones, Nuria le había dado al del garaje… Vaya suerte. Pero un momento, para bajar al garaje había que meter la llave, así que debía de ser alguien que tuviera la llave y supiera usarla. En ese momento me alivié, pero no duró mucho. Estábamos algo lejos del pasillo de los ascensores. Pero pudimos oír una voz que decía:
-Entramos rápido, cogemos el coche del pavo, si lo encontramos, menos mal que el mando es inalámbrico. Si encontramos alguna de “esas cosas” nos la cargamos, cogemos el coche y salimos pitando.
Me parece que mamá no les oyó, pero yo sí, pensé que me moría, mamá ya había guardado la ultima bolsa en el coche, y se estaba sentando, empecé a correr, desesperada hacía el coche, abrí la puerta trasera y la cerré rápidamente y me agaché, le indiqué a mamá que hiciera lo mismo.

Concurso historias sobre la navidad.

Hola¡¡Como sabéis dentro de nada llegarán las navidades. Y he pensado hacer una antologia de relatos sobre la navidad. Espero que si podais participéis.Puede ser un relato de cualquier tipo: fantasía, terror, amor... etc. Podéis participar todos los que querais. La historía si puede ser de las paginas que queráis.
Gracias por vuestra colaboración.

jueves, 17 de noviembre de 2011

ODIO LOS LUNES CAPITULO 2 PARTE 4.


CAPITULO 2 PARTE 4.
Me quedé helada, ¿Cómo que teníamos que irnos?, ¿no sería nuestra casa el lugar más seguro?
-Mama, ¿Qué has dicho?-
-Cielo, no creo que lo entiendas, pero será mejor ir a la zona segura esa que estaban anunciando, allí nos protegerán y no podremos contagiarnos. Quieras o no la decisión ya está tomada, coge lo que te quieras llevar y guárdalo en una maleta, coge también ropa, yo me ocuparé de lo mío y de las provisiones, quizás allí necesiten. Mañana por la mañana saldremos. No está muy lejos de aquí, en coche tardaremos unos diez minutos. Duerme, lo necesitarás. Lo dijo como negando que fuera difícil dormir sabiendo que al día siguiente te vas ha ir de tu casa un tiempo indefinido, a una “zona segura” o algo así para evitar el contagio de un virus que supuestamente no tenía cura y volvía a las personas agresivas y les daba igual a quien atacar. Confusa, se preparó una mochila de cosas indispensables: Black berry, cargador, maquillaje y su diario, mientras pensaba en que rápido había pasado todo.
En ese momento se puso a pensar, últimamente en las noticias hablaban mucho de asesinatos, atentados, e incluso varios casos de canibalismo en África, pero pensaba que serian cosas normales (bueno dentro de lo normal que puede ser tanto asesinato) en África. Como casi nunca veía las noticias…
Me preparé la mochila y luego rellené otra más grande con toda la ropa que cupiera, me daba igual si se arrugaba, quizás sería la única ropa que podría llevar en unas semanas…  Se moriría si no pudiera cambiar de ropa cada día.
Después de pasar más de media hora pensando que ropa dejar y que ropa llevarse, terminó de prepararse las cosas y se fue a cenar. No tenía mucha hambre, me tomé un mixto y un yogurt y me fui a mi cuarto a intentar dormir.
Pensaba que me iba costar mucho dormirme, pero no tardé más de quince minutos, aun así, estaba muy nerviosa… Pensar que en unas hora dejaríamos nuestra casa me ponía los pelos de punta.